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Aprendiendo a innovar



“Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaorum, Aquarium, Laudanum y Petibonum...”

Así empezaban todos y cada uno de los 24 primeros álbumes de la primera serie que me enganchó en mi vida. Los devoré. Estaba tan “enganchado” que cuando los terminé tuve que continuar con Tintín.

Ahora que estamos asistiendo a un boom de la infografía (quizás influenciado por Pinterest), me gustaría reivindicar el comic o historieta gráfica como medio de comunicación.

El cómic, mediante la utilización del formato visual igual que la infografía, facilita la explicación de cualquier tipo de concepto. El público no tiene por qué imaginar lo que estás queriendo decir, sino que puede verlo.

La gran ventaja del cómic respecto a la infografía es que permite contar historias en el tiempo. En una infografía no puedes mostrar recorrido. El mejor argumento en un debate siempre es un buen ejemplo y un buen ejemplo necesita recorrido temporal.


Después de analizar muchas start-ups y de ver muchos nuevos negocios fracasar y algunos triunfar, creo que el único camino fiable de innovar es el llamado método científico: prueba, ensayo, error.



¡Felices sueños!

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