La viruela surgió hace aproximadamente 12.000 años. Durante muchos
siglos fue una enfermedad tan letal, que en algunas culturas estaba prohibido
dar nombre a los niños hasta que sobreviviesen a la enfermedad.
En 1749 nació Edward Jenner, el padre de la inmunología. Se
dice que su trabajo "ha salvado más vidas que el trabajo de cualquier otro
hombre". Creo que es uno de los mayores reconocimientos, sino el mayor, que
puede recibir una persona.
Jenner observó que las mujeres ganaderas que ordeñaban a las vacas
eran generalmente inmunes a la viruela, y pensó que el contacto durante el
ordeño con las ampollas de las vacas, que contenían el virus de la viruela bovina,
las protegía de la viruela. La viruela bovina era una enfermedad similar a la
viruela pero mucho menos virulenta.
La viruela fue erradicada aproximadamente en el año 1978. El
miércoles 6 de diciembre de ese año, en España, se ratificó mediante referéndum
la Constitución española. La pregunta planteada fue: “¿Aprueba el Proyecto de
Constitución?”. Fue aprobada por el 88% de los votantes, que representaba el 59%
del censo electoral. En 2019, los votantes que aprobaron la Constitución
representan apenas un 16% de la población. La Constitución no es un problema
pero una revisión sería muy saludable.
El 14 de mayo de 1796, Jenner probó su hipótesis inoculando
a James Phipps, el hijo de ocho años de su jardinero. Raspó la pus de las
ampollas de la viruela vacuna de las manos de Sarah Nelmes, una ordeñadora que
había sido infectada de la viruela vacuna por una vaca llamada Blossom.
En el año 2017, la piel de la vaca Bloosom (vacuna viene de
vaca y la primera vacuna se incubó en las ampollas de su piel) adornaba la
pared de la biblioteca de la Escuela de Medicina de San Jorge, en el barrio de
Tooting, al sur de Londres. El 1 de Octubre de ese año (2017) se celebró el
referéndum de autodeterminación convocado por el Gobierno de Cataluña. El 9 de
junio anterior, el presidente, Carles Puigdemont, anunció que la pregunta de la
consulta seríaː “¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de
república? Sí o No”.
Jenner inoculó a Phipps en ambos brazos el 14 de Mayo de
1796, lo que le produjo posteriormente fiebre y cierta inquietud, pero ninguna
infección grave. Posteriormente, le sometió al virus de la viruela. No se
produjo ningún síntoma. Más adelante volvió a someter al niño de nuevo con
material vírico, y de nuevo no mostró ningún signo de infección.
Cinco años después, en el año 1801, la vacuna de Jenner seguía
sin generar credibilidad en la comunidad médica. Las personas creían que si se
vacunaban les crecerían apéndices vacunos en el cuerpo. Doscientos años después,
el 1 de Enero de 2001, algunos estados miembros de la Unión Europea pusieron en
circulación el euro. Seguramente la mayor disrupción económica de la historia. El
Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, cree que “Europa se equivocó en la
gobernanza del euro”. Y el también Nobel Friedman apuntó que: “el éxito del
euro iba a ser muy complicado sin la unión bancaria, fiscal y política”.
El reconocimiento del inglés Jenner llegó de la mano de uno de
los franceses más ilustres, el Señor Napoleón Bonaparte. El “Pequeño Cabo”, en 1805,
estaba en guerra con Gran Bretaña, e hizo vacunar a todas sus tropas, y a
petición de Jenner, liberó a los prisioneros de guerra ingleses y les permitió
regresar a sus casas.
El emperador francés comentó que no podía "negar nada a
uno de los más grandes benefactores de la Humanidad". Algunas veces, los
políticos nos sorprenden y demuestran tener más corazón y sensatez de la que
nos hubiéramos imaginado.
La gran disrupción introducida por Jenner fue generar un
problema (la viruela bovina) para solucionar otro problema (la viruela). La
idea es tan simple como grandiosa, casi sublime. Se dan cuenta del potencial de
“utilizar un problema para solucionar otro problema”. En lugar de tener que
solucionar los problemas en serie o en paralelo con los correspondientes
efectos secundarios, podríamos utilizar un problema menos importante para arreglar un problema
más importante.
Creo que se entenderá mejor con un ejemplo. Imaginen que
después del referéndum de autodeterminación convocado por el Sr. Puigdemont, el
gobierno de España no hubiera hecho nada. Ni 155, ni acciones penales.
La pelota habría pasado al tejado de la Unión Europea y los
organismos internacionales. Tanto una como los otros son imprevisibles pero lo más
probable es que le hiciesen a Cataluña “apechugar” con la deuda que les
correspondía y poner al nuevo país de Cataluña en la casilla de salida para
entrar en el euro, es decir, un periodo de cuarentena con otra moneda demostrando
ciertos parámetros de estabilidad.
La nueva moneda (la vamos a llamar el euro catalán) acuñada
por el nuevo país sufriría la ira de los mercados financieros. Lo normal es que
la nueva moneda se devaluase a la mitad (1 euro catalán = 0,5 euros). Y la
deuda, referida en euros, se redujese en la misma proporción.
El Gobierno de Puigdemont, ante la dificultad de acceder a
los mercados de deuda, seguramente siguiese dándole a la manivela de hacer
dinero y devaluase aún más la moneda, disparando la inflación. La devaluación
infravaloraría la mano de obra de Cataluña y sentaría las bases para un fuerte
desarrollo económico en la región. Seguramente los catalanes tendrían más
dificultades para viajar al exterior pero, a veces, es bueno dejar de hacer
algo para valorarlo más.
Igual que pasó con el patrón oro, cuando otros países vieran
las ventajas de recuperar la política monetaria, seguirían el mismo camino. En
un año, otros países y en este orden irían saliendo del euro: Grecia, Portugal,
Italia, Francia, …
En el caso del patrón oro, al final se quedó solo Estados
Unidos. En el caso del euro, el último debería quedar Alemania pero como España
(o Españita, o sea, España sin Cataluña) estaría jugando con un as en la manga
(el efecto Jenner) dejaría a Alemania salirse y se quedaría como único país
euro. La marca “Europa” estaría tan devaluada que nos la podríamos quedar a un
bajo precio.
Españita (y su marca Europa) seguiría la senda de Cataluña y
el resto de países pero de manera menos virulenta. Algo así como la viruela
bovina en Philips: “algo de fiebre y cierta inquietud”. En unos días, moneda
devaluada y deuda reducida.
Llamaríamos al país de Cataluña (en cuarentena para entrar
en el euro) y les emplazaríamos para redactar una nueva Constitución Europea.
Seguramente convocar también a Portugal facilitase la elaboración. La nueva
Constitución solo debería tener tres puntos innegociables: la unión política,
la unión fiscal y la unión bancaria.
Una vez aprobada, se sumarían al nuevo proyecto (lo podemos
bautizar como “los Estados Unidos de Europa”), al menos Grecia, Italia y
Francia. Tendríamos un único país, un único Presidente, una única Hacienda, un único
Banco Central y unos cuantos estados.
Pero, sobretodo, tendríamos la base para que el euro fuese
la moneda más fuerte del mundo y generase prosperidad y bienestar a todos sus
ciudadanos. ¡Felices sueños!
PD: Quiero dar las gracias a una persona por animarme a
escribir artículos "polémicos". Gracias, Poti J
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